Skiny es una marca de ropa interior dirigida a un público juvenil y radical. Su página web sorprende durante la carga de contenidos con su cuenta atrás de perros meando de espaldas, inodoros y pelarzas de plátanos; para luego dejarte sin palabras con su foto de inicio. Un chico y una chica haciendo sus necesidades en unos servicios públicos que no se rigen por la habitual división por sexos. Unos retretes mixtos y sin puertas que son el escenario perfecto para que una mujer vestida de gala le pase un rollo de papel a un joven desenfadado por debajo de la pared separadora. (www.skiny.com)
Lo peor de todo es que me esperaba algo así, sobre todo tras ver en Viena la foto de su escaparate, que escandalizaba a muchos viandantes (en la imagen).
El símbolo de la marca, el emblema, es un plátano. Pero en esta imagen esa chica no se está comiendo únicamente una banana. Fijaos en el chico que aparece justo detrás de ella, bien dotado y con una botella de leche abierta. La asociación de ideas es tan automática que esta fotografía no se puede considerar subliminal: es una foto erótica.
El estilo de mensaje me recuerda mucho a la “maniera” de Olivero Toscani y que tanta repercusión otorgó a la marca United Colours of Benetton. En mi opinión esa corriente está ya gastada porque aquellas campañas masivas llegaron a hacerse pesadas. Este posicionamiento fue innovador en su momento, pero ahora es solo una salida fácil para llamar la atención y obtener publicity cuando los creativos se pasan de ordinarios. Lo vulgar es común.
Diego Celma Herrando