Estamos en la primera semana de Tour, como cada año, ya hemos visto ya escapadas neutralizadas por el pelotón a pocos kilómetros de la meta. Los escapados suelen coger un grueso de minutos durante la primera mitad de la ruta para perderlo paulatinamente a partir de los últimos 50 kms que les separan de la gloria. En otras palabras, se puede decir que las escapadas duran hasta que el pelotón quiere, salvo en excepciones como la etapa en 2006 con final en Morzine-Avoriaz; donde Floyd Landis en estado supersayan le sacaba tiempo a un grueso del grupo empeñado en darle caza mientras escalaba un puerto Hors Categorie.
Todas esas escapadas tienen un fin publicitario, al margen de la victoria de etapa que siempre buscan aunque casi nunca consiguen los aventureros ciclistas que se sueltan del pelotón a 150 kilómetros de la llegada. Los que ruedan en la teté de la course son normalmente los más seguidos por la realización y eso tiene un impacto publicitario importante.
No olvidemos que los patrocinadores son los que hacen posible la existencia del grupo de 9 que lucharan por obtener la victoria en los Campos Elíseos. Autobuses, hoteles, material ciclistas, otros gastos no justificables…todo eso acarrea una enorme inversión y por eso, los anunciantes quieren que, a cambio, su logo se vea el mayor tiempo posible por televisión. Es de suponer que los patrocinadores presionan al director de equipo para que inste a un ciclista a escaparse durante la etapa del día.
Así funciona este deporte, precisamente tantos kilómetros y horas de etapa son consecuencia de los patrocinadores, que reclaman mayores periodos de impacto en los telespectadores. Esto solo desemboca en una cosa: dopaje. Pero también los seguidores de esta disciplina debemos reconocer nuestra parte de culpa. Todas esas carreteras de montaña que odiamos subir con el coche por sus innumerables curvas, sus cuestas y el esfuerzo de nuestro motor, son las que más adoramos cuando nos sentamos frente al televisor con el aire acondicionado y una Strongbow helada sobre mesita baja del salón. Y cuanto más largas, con más puertos y con más porcentaje de pendiente…mejor etapa.
Diego Celma Herrando
Imagen: pezcyclingnews