La energía atómica perdió hace muchos años el cliché de energía limpia y segura. Three Mile Island, Tsuraga y sobre todo, Chernobil…le han arrebatado esa etiqueta probablemente para siempre. Fukushima ha rematado la faena con estos meses atrás de incertidumbre y constantes fugas radioactivas. Pero, aunque parezca mentira, hubo una época en la que esa fuente de electricidad tenía buena reputación y era apoyada por la masa social por limpia, barata y segura.
El Atomium de Bruselas es el máximo exponente de esta corriente. Esta estructura de más de 100 metros de altura se construyó como símbolo de la Expo 58. Su plazo de vida inicial se limitaba a los 6 meses que duraba la exposición universal. Ahora lleva 53 años dando vida al parque de Heysel. La Torre Eiffel tiene una historia similar.
El Atomium, un cristal de hierro aumentado 165 000 millones de veces, tenía como fin hacer proselitismo de la potencia nuclear en su vertiente pacífica. El ambiente de la época era de optimismo debido a los últimos avances científicos y la energía atómica ostentaba todavía una buena imagen.
Hace 5 años se inauguró el nuevo Atomium, totalmente renovado para estar perfecto en el año de su centenario (2008). Este lavado de cara fue centrado a revisar, mejorar y dar brillo a la enorme construcción metálica esfericúbica. Otro aspecto que se modificó, y es el que nos atañe; fue su logo, tipografía y los innumerables artículos corporativos.
La tipografía escogida es redondeada y todas las letras en minúsculas. Ni siquiera la T, más alta que el resto de letras, destaca en esta compacta tipografía. El logo tiene un discreto color gris y es un perfil completo del edificio. En mi opinión puede ser un gimic con demasiados detalles para impresiones pequeñas. Los artículos corporativos, que van desde tazas de café a llaveros suelen guardar consonancia con esta nueva imagen, pero todavía, a día de hoy, se pueden encontrar un montón de souvenirs con otras imágenes y tipos de letra.
El Atomium es una institución y tiene sus tiendas oficiales, pero también hay muchas tiendas desvinculadas que comercian con la imagen de este enorme cristal de hierro. Así, es muy complicado mantener una imagen corporativa fuerte y estable.
Diego Celma Herrando