Aquel joven de color campeón en el 97 del master de Augusta, que destacaba tanto por su excelente swing como por su estilo y elegancia había lacrado su prestigio. Llevaba varios meses tratándose por su adicción al sexo desenfrenado fundamentado en un adulterio continuado a su maravillosa mujer. Llevaba semanas desaparecido, retirado de forma temporal de la cobertura de los medios de comunicación y alejado de su pasión, el golf.
Para allanar su reciente regreso, Nike ha promocionado su imagen con un anuncio cargado de sensibilidad. Tiger Woods se muestra cauteloso, triste y arrepentido, no articula palabra alguna y únicamente la voz de su padre Earl interrumpe y pregunta con curiosidad…¿has aprendido algo?
La vida es, en sí misma, una muerte lenta y dolorosa y existen ciertas corrientes filosóficas en la actualidad que proponen vivirla a tope. Aunque ello conlleve mearse en el respeto por el prójimo y por el propio organismo a base de adulterios, drogas u otros placebos contra la cotidianeidad del infeliz.
El chico lo hizo mal, pero su caso es solo más visible que el resto de los frecuentes adulterios o infidelidades que se dan entre los mortales. Siempre he afirmado con rotundidad que las infidelidades que conocemos en nuestro entorno, son solo la punta del iceberg. La diferencia es que en nuestras vidas, los actos de este calibre tienen una repercusión que se limita a nuestro entorno social, laboral, familiar, etc, lo cual no es poco, pero que nada tiene que ver con estos sucesos mediatizados. El secreto está en la fama.
Diego Celma Herrando
Imagen: vierafla