10.000 Trabajadores, 107 empresas, emisión de pagarés con inversión mínima de 50.000 euros, Clesa, Dhul, Rayo Vallecano, Cacaolat, la gestión de Ruiz-Mateos. Estas cifras y datos colmaban el pomposo anuncio que promocionaba el regreso de la abeja de Rumasa al panorama empresarial español.
El spot caló hondo entre los inversores a pesar de que Rumasa pedía una nada despreciable suma por valor de 50.000€. Recuerdo que, cuando se anunció esta emisión y a pesar de su interés al 10% anual, pensé que no habría mucha gente con ese capital disponible como para invertirlo en una sola carta. Pero otro número redondo picó: 5.000 personas depositaron su dinero en este nuevo holding que resurgía como el ave fénix. En total, más de 250 millones que vaya usted a saber donde estarán reinvertidos.
El anuncio es curioso porque no era en absoluto estético. Básicamente, está montado con unas imágenes sobre la grandeza del inmovilizado de Nueva Rumasa, cifras, una voz grandilocuente, palabras bonitas como extraordinario, líder, único o importantísimo y música de grandes victorias. Hay que añadir la frase de obligada comunicación que se transmitía en modo rápido y al final, por si alguien había cambiado ya de canal: Pagarés sin registro previo de un folleto de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. En palabras más llanas, sin control de la CNMV, organismo que no se cansó de advertir sobre los peligros de estás inversiones. Pero la gente se había quedado con la animada música del anuncio y creyeron que la CNMV no sabía de qué hablaba, que la televisión jamás les fallaría.
Ahora se han destapado los problemas: preconcurso de acreedores, deudas, producción paralizada y decenas de trabajadores de una fábrica de Madrid a los que se les debe la paga extra de diciembre y el mes de enero. Los medios recogían la noticia con titulares como “La Nueva Rumasa también se hunde” pero Ruiz-Mateos se mantuvo en su línea…vendiendo humo con sus poderosas cifras como los 5.000 millones de euros de capital, su fe y amenazas de la talla “O pago o me pego un tiro”.
Lo mejor de toda está crisis es que Ruiz-Mateos nunca aprende y la foto que ha poblado las portadas de los medios esta semana da verdadera fe de ello. Aparece el empresario acuciado por las deudas, pero victorioso como si le hubiese tocado la lotería y haciendo los gestos de la victoria con las manos, seguramente en honor a esos currantes de Madrid que habrán tenido que ir tirando con ayudas de amigos y familiares. Un aplauso para este maestro de la humareda y el optimismo.
Diego Celma Herrando.
Imagen: abc