¿Cómo hallar a un público segmentado que acepte diversión a cambio de un contenido publicitario camuflado? ¿Cómo conseguir un medio afín a los valores y a la rutina de nuestra organización? ¿Cómo transmitir esos mensajes propagandistas de forma individual y con una excelente actitud receptora? La respuesta viene dada en forma de mucha testosterona puberal, un disco compacto y durante la madrugada en las alcobas de cientos de norteamericanos.
Más discordia en este mundo de baja moral y visión de negocio omnipresente. Es sorprendente que la armada estadounidense promocione el alistamiento de jóvenes reclutas (carne de cañon) a través de un videojuego gratuito sobre las “maravillas” de la guerra. Al menos esto es lo asegura el creador de Commandos 2, Gonzo Suárez.
Los serious games, videojuegos con mensaje, son la enésima evolución del sector del entretenimiento gráfico, que empieza a pelearse con la vida de muchas personas que ya se consideran ludópatas reconocidos. Además de esta coyuntura, ya de por si delicada, hay que añadirle estos altos contenidos propagandistas que pueden ser un arma de manipulación, especialmente, en los más pequeños.
Ya analicé en noviembre de 2008 (20-11-2008, tema: Relaciones públicas) la estrategia de la academia Westpoint para conseguir más alistamientos en sus filas. Fue una gran campaña mosaico que siguió los preceptos de ética profesional al pie de la letra. En la actualidad, el cambio en la agresividad publicitaria denota que las guerras en oriente próximo parecen ser poco atractivas para el potencial soldado yankee que, en muchas ocasiones, ve bien destinar su vida para la armada pero no en el campo de batalla, sino en el cuartel apostando al poker o, como mucho, haciendo maniobras.
Desde luego, con estas noticias, uno se sorprende de cómo va cambiando el panorama publicitario, convulso en estas fechas por la crisis. Para promocionar el próximo alistamiento masivo podrían colocar a Super Mario o a Sonic encima del I WANT YOU IN U.S. ARMY, aquel clásico cartel de la 2ª guerra mundial con el Tio Sam reclamando más sacrificio contra el nazismo. Está todo por ver y una vez más, la realidad supera a la ficción.
Diego Celma Herrando
Imagen: britannica