Obama ha vuelto a poner las cosas en su sitio tras su actuación en el segundo debate, que parece haber sido inmaculada sobre todo si se compara con su fracaso en Denver, en el primer debate.
Ayer el formato del debate era ligeramente diferente y los asistentes podían preguntarles directamente a ambos candidatos. Obama, que parecía adormilado en el primer enfrentamiento dialéctico, estuvo ayer mucho más incisivo aunque sin perder nunca la calma. Su sonrisa de actor puso las gotas de amabilidad necesarias. El cóctel final no fue perfecto pero nos trajo de vuelta al orador de siempre, que ahora está mejor posicionado de cara al último debate, en el que Romney tendrá que ir a por todas.
A pesar de lo que pueda parecer, las cosas no están tan mal para Mitt Romney y el candidato republicano podría darle la vuelta a los sondeos si consiguiese una aplastante victoria en el tercer y definitivo debate. Hace semanas nadie le creía capaz de hacer algo así frente a Obama, pero ya demostró hace unos días que está muy capacitado para ello.
De momento, los cuatro puntos de ventaja de Barack parecen un colchón suficiente pero todavía le queda una bala en la recámara al ex gobernador de Massachussets.
Diego Celma Herrando
Imagen: eleconomista